Foto: agricultores de Corea del Norte en un campo. Wikimedia Commons.
Foto: agricultores de Corea del Norte en un campo. Wikimedia Commons.

Por Thalif Deen

NACIONES UNIDAS (IDN) — Corea del Norte, descrita desde hace tiempo como un «reino ermitaño», aparentemente no vive en total aislamiento político ni está aislada del resto del mundo.

Al menos eso parece, a juzgar por el fracaso de EE. UU. y algunos de sus aliados de la ONU a la hora de imponer sanciones a cinco funcionarios norcoreanos, que en realidad van dirigidas a un país que sigue desafiando a Occidente con sus múltiples pruebas nucleares balísticas.

La propuesta de imponer sanciones a Corea del Norte, en una reunión a puerta cerrada del Consejo de Seguridad de la ONU (CSNU) el 19 de enero, fue bloqueada por dos de los miembros permanentes del Consejo: China y Rusia.

Si la propuesta de EE. UU. se hubiera presentado posteriormente como una resolución formal ante la cámara del Consejo, habría sido vetada por, no una, sino dos de las grandes potencias del CSNU. Pero Estados Unidos, consciente de las posibles consecuencias, se negó a tomar ese camino

Al preguntar por la séptima prueba de misiles balísticos de Corea del Norte en un solo mes, que además es el misil de mayor alcance probado desde 2017, la embajadora de Estados Unidos, Linda Thomas-Greenfield, declaró el 30 de enero a la cadena de televisión ABC: «Se trata de una provocación y es algo que hemos condenado muy, muy rotundamente en el Consejo de Seguridad».

«Como saben, Estados Unidos ha impuesto sanciones unilaterales en las últimas semanas contra la RPDC (República Popular Democrática de Corea o Corea del Norte). Además, en el Consejo de Seguridad hemos presionado para que se impongan sanciones. Me comprometeré con nuestros aliados, Corea, así como Japón, que también se ven amenazados,para buscar otras opciones de respuesta».

Al preguntarle si es hora de que el presidente Joe Biden se comprometa personalmente con el líder norcoreano Kim Jong-un, dijo «Mire, hemos sido claros al respecto desde el principio. Estamos abiertos a tener discusiones diplomáticas. Se lo hemos ofrecido una y otra vez a la RPDC. Pero no lo han aceptado. Estamos totalmente abiertos a establecer un compromiso diplomático sin condiciones previas. Nuestro objetivo es poner fin a las acciones amenazantes que la RPDC emprende contra sus vecinos».

Luego del primer ensayo nuclear de Corea del Norte, el Consejo de Seguridad impuso inicialmente sanciones a la RPDC en 2006 y otras posteriores en respuesta a nuevos ensayos nucleares que generaron dificultades económicas en el país.

Mientras tanto, a pesar de toda la ayuda humanitaria de las Naciones Unidas a un país que sufre escasez de alimentos, Corea del Norte continuó con su programa de armas nucleares sin impedimentos.

De acuerdo con un informe de 2019 del Programa Mundial de Alimentos (PMA), con sede en Roma, había 11 millones de personas desnutridas (informe de Necesidades y Prioridades de 2019) y 1 de cada 5 niños con retraso en el crecimiento en una población de 25,5 millones de personas.

El 28 de enero, el New York Times citó a John Delury, profesor de historia de la Yonsei University de Seúl: «Ninguna sanción podría crear las presiones que la COVID-19 ha generado en los últimos dos años. Sin embargo, ¿acaso vemos a Corea del Norte suplicar y decir: «Coge nuestras armas y danos un poco de ayuda»?

«Corea del Norte comería hierba», antes que renunciar a sus armas nucleares, cita que recuerda a una famosa declaración del Primer Ministro de Pakistán, Zulfikar Ali Bhutto, quien dijo: «Comeremos hierba, incluso pasaremos hambre, pero conseguiremos una de las nuestras (bombas nucleares), ¡ya que no tenemos otra opción!».

Bhutto hizo esta declaración tras la explosión nuclear «pacífica» de India en 1974.

De las nueve potencias nucleares del mundo, cuatro son de Asia: China, India, Pakistán y Corea del Norte, mientras que las cinco restantes son Estados Unidos, Reino Unido, Rusia, Francia e Israel.

Joseph Gerson, presidente de la Campaña por la Paz, el Desarme y la Seguridad Común, y vicepresidente de la Oficina Internacional por la Paz, dijo a IDN que la crisis nuclear con Corea tiene varios orígenes, entre los que destacan las numerosas veces, a partir de la Guerra de Corea, que Estados Unidos ha preparado y amenazado con atacar a Corea del Norte con armas nucleares y las oportunidades perdidas por los presidentes estadounidenses del siglo XXI.

El presidente George W. Bush señaló que cometió un gran error al rechazar el acuerdo global con Corea del Norte negociado por el exsecretario de Defensa Perry y la exsecretaria de Estado Albright. Fue entonces cuando Pyongyang comenzó sus pruebas de armas nucleares.

El presidente Barack Obama aplicó la fallida política de «negligencia benigna», durante la cual Corea del Norte progresó en sus capacidades nucleares y de misiles. Posteriormente, la negativa del presidente Trump y del asesor de Seguridad Nacional Bolton a buscar un control de armas nucleares escalonado con Corea del Norte supuso otra oportunidad perdida, dijo Gerson.

«Corea del Norte, un estado aislado, autoritario y altamente militarizado, se ha sentido amenazada por las maniobras bélicas de EE. UU. y Corea del Sur, que han incluido simulacros de cambio de régimen en Pyongyang».

Señaló que Corea del Norte ha insistido en que, antes de avanzar en las negociaciones de desarme, Estados Unidos debe cesar sus políticas hostiles dirigidas contra ella.

«En Washington, últimamente, se ha prestado poca atención a Corea, pues la Administración Biden está centrada en reforzar el poder y la influencia de Estados Unidos en Europa, sobre todo ahora en la crisis de Ucrania con Rusia, y Biden y Blinken han estado dando prioridad a las crecientes presiones de contención sobre China. De ahí las recientes y preocupantes pruebas de misiles de Kim Jong-un», declaró Gerson.

Un paso importante que la Administración Biden debería dar para señalar el fin del enfoque hostil de Estados Unidos hacia Corea del Norte, sería concluir una declaración con Seúl, que se está estudiando actualmente, en la que se anuncie el fin de la Guerra de Corea, que ya lleva 72 años.

«Hará falta más, pero sería un primer paso importante en la consolidación de la confianza mutua, esencial para la desnuclearización de la península coreana y del noreste de Asia», señaló.

Kevin Martin, presidente y coordinador de Acción por la Paz de la Red de Paz de Corea, declaró a IDN que «Creo que es lamentable, pero sobre todo acorde con las acciones de la RPDC a lo largo de los años/décadas».

El Gobierno de Corea del Norte sigue sintiéndose, con razón, inseguro frente a la alianza militar de EE. UU. y Corea del Sur (y se puede añadir Japón) puesta en marcha contra ella, lo que califica como la «política hostil».

La Administración Biden debería ponerse en marcha con mucha más urgencia y seriedad con Corea del Norte, a la vez que el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, sigue en el cargo como socio para la paz, declaró Martin. 

Christine Ahn, directora ejecutiva de Women Cross DMZ (De-Militarized Zone, por sus siglas en inglés), un movimiento mundial de mujeres que se movilizan para poner fin a la guerra de Corea y asegurar el liderazgo de las mujeres en la consolidación de la paz, dijo a IDN que «Creo que lo que se desprende del séptimo lanzamiento de Corea del Norte este mes es que está demostrando su capacidad para disuadir cualquier primer ataque unilateral de EE. UU.» .

Pese a todas sus insinuaciones de querer dialogar con la RPDC, «en cualquier momento y lugar», la política «hostil» de Estados Unidos no ha cambiado ni un ápice.

Es más, Biden acaba de nombrar a Philip Goldberg como embajador de la República de Corea en Estados Unidos, más conocido como ejecutor de sanciones y promotor del cambio de régimen.

Ello indica que EE. UU. está dispuesto a atrincherarse y continuar con sus políticas fallidas de ejercicios militares y sanciones, que no hacen más que envalentonar a Corea del Norte para que siga reforzando su capacidad militar.

«Se trata de un peligroso juego de escarceos que puede resolverse con una auténtica diplomacia para reemplazar el alto el fuego por un acuerdo de paz», declaró Ahn.

Según el sitio web del PMA, la RPDC sigue enfrentándose a una amplia gama de problemas de seguridad alimentaria y nutricional, que se suman a la prolongada situación humanitaria del país.

La agricultura no logra satisfacer las necesidades alimentarias todos los años, debido a la escasez de tierras cultivables, la falta de acceso a equipos agrícolas modernos y fertilizantes, así como a las recurrentes catástrofes naturales.

Las sequías, las inundaciones, los tifones y las olas de calor siguen afectando al país cada año, ocasionando la lixiviación del suelo, la erosión, los corrimientos de tierra y los daños a los cultivos y las infraestructuras.

Hasta las catástrofes menos graves pueden reducir significativamente la producción agrícola y la disponibilidad de alimentos, lo que pone a prueba la ya limitada capacidad de reacción de las comunidades. A finales de 2018, una fuerte ola de calor en las provincias llamadas «cesta de alimentos» del país elevó las temperaturas 11 grados por encima de la media.

A finales de agosto de 2018, le siguió el tifón Soulik, que causó lluvias intensas en las provincias de Hamgyong del Sur y Kangwon, así como inundaciones repentinas en las provincias de Hwanghae del Norte y del Sur.

Las cuestiones económicas y políticas añaden más dificultades, ya que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha impuesto restricciones al comercio internacional y a las inversiones.

En febrero de 2021, el PMA aseguró que las restricciones relacionadas con la pandemia en el país han «limitado» la capacidad del grupo para traer alimentos, desplegar personal y supervisar su programa de ayuda. [IDN-InDepthNews, 30 de enero de 2022]

Foto: agricultores de Corea del Norte en un campo. Wikimedia Commons.